Emprender es algo que muchas personas se plantean a lo largo de sus vidas, sin embargo, son muy pocos los que deciden dar el paso y perseguir sus sueños. Esto se debe por una parte a lo difícil que es encontrar los recursos necesarios, pero también por el miedo al fracaso.
Una de las opciones preferidas de muchos emprendedores es comenzar con una idea pequeña, ir dándole forma y ver si funcionará. Tan solo en caso de que todo vaya sobre ruedas, se tomará la decisión de dejar el trabajo actual.
Es muy frecuente soñar con ser tu propio jefe, quizás a ti también se te haya pasado por la cabeza tal idea. La pregunta es, ¿ha llegado el momento adecuado o es mejor esperarse un poco más?
Si te encuentras enfrentado a tal dilema, debes ponerte a analizar y reflexionar. Comienza por hacerte las siguientes preguntas:
– ¿Soy el primero que lanzará tal idea?
– ¿Pierdo algo si me espero durante un tiempo?
– ¿Hay algún peligro de que alguien me quite los posibles clientes si no me lanzo al mercado ahora?
– ¿Es mi idea realmente rentable?
– ¿Seré capaz de afrontar un año entero de gastos si no consigo obtener ningunos beneficios?
– ¿He dado todos los pasos necesarios para calcular correctamente la rentabilidad de mi plan de negocios? Si esto no es así, será mejor recurrir a la ayuda de algún especialista que sea capaz de mirar al plan de un modo objetivo.
Hazte estas preguntas y apunta las respuestas en un papel. Una vez terminada la tarea, comienza por analizar la situación y no olvides ser sincero contigo mismo. De nada te servirá descubrir tu error tras haber invertido todos tus ahorros en algo que resulta ser un agujero negro.
Si tu idea ha pasado con éxito el test, llega el momento de plantearse el posible lanzamiento al mercado. Tendrás que analizar un montón de factores que podrían influir de modo alguno en las ventas.
No estaría mal ponerse en la peor situación y calcular las pérdidas que podría ocasionarte un mal año. No todo es como lo pintan muchos de los directivos de las grandes multinacionales, puesto que la mayoría de ellos ni siquiera han sido emprendedores.
Otra cosa que debes considerar es la falta de tiempo libre que todo negocio provoca. Ya no serás capaz de coordinar del mismo modo tu vida personal con tu vida profesional. Emprender significa enfrentarse a las noches largas en las que pasarás horas aprendiendo algo que otras personas hacen en minutos. Significa ser capaz de no rendirse, de olvidar la posibilidad de tirar la toalla.
Si tras leer todo esto todavía sigues teniendo ganas de emprender, si todavía tu idea tiene sentido; entonces probablemente haya llegado el momento de emprender. Estás preparado para la gran aventura que te convertirá en todo un profesional, ser capaz de solucionar cualquier problema. Pero esto no es todo, también te acostumbrarás a perder el miedo, ya no te sentirás inseguro, ni pensarás en el fracaso.
