A la hora de pensar en catas musicales vienen muchas ideas a la mente. Se trata no solo de experiencias que involucran los sentidos, sino también de vivencias complejas y movilizadoras. En una cata pueden recuperarse viejos recuerdos e incluso aparecer nuevas sensaciones que se desconocían.
Conceptos como la sinestesia aparecen muchas veces, y por primera vez, en una cata musical. Pero, ¿de qué se trata? Si te apasionan los vinos y sabes que no hay nada mejor que una buena canción te invitamos a conocer más sobre este concepto y cómo los sentidos se ponen en juego en este tipo de experiencias.
¿Qué es la sinestesia?
En experiencias sensoriales como las catas musicales entran en juego muchas cosas. Es entonces cuando puede aparecer la sinestesia en algunas personas como elemento extra al sentir o percibir algo. La sinestesia se puede definir como un modo más complejo de experimentar algo que llega a través de los sentidos. Muchas personas tienen esta capacidad y la desconocen.
Cuando existe sinestesia una persona que participa en una cata de vinos puedes llegar a relacionar cierto sabor, aroma o nota musical con un determinado color. Así, por ejemplo, al escuchar una canción puedes pensar en el color amarillo o relacionar un ingrediente de un vino con determinado sonido. Esto, que puede resultar extraño, es más natural de lo que se cree y no hace más que fortalecer la capacidad sensorial a la vez que potencia el contacto que se tiene con un vino o con la música culta.
Las personas sinestésicas pueden llegar a vivir una cata musical en un modo mucho más intenso y complejo. Esto se debe a que existen atributos sensoriales añadidos que llevan la experiencia a otro nivel. Uno, sin duda, muy interesante.
Además, al acompañar estas vivencias de música clásica puede resultar que cierto sonido o nota se “vea”, por ejemplo, como un paisaje u objeto. Esas correlaciones no hacen más que intensificar la cata musical y convertirla en un verdadero viaje sensorial.
El juego de los sentidos en la cata de vino
En una cata de vino se ponen en juego todos los sentidos, especialmente cuando esta es acompañada de música clásica. Estas sensaciones que aparecen se transmiten al cerebro y en cada persona pueden generarse diversas interpretaciones. Esta es una de las cualidades de la experiencia, puesto que todos prueban y oyen lo mismo, pero no lo viven de la misma manera. De aquí resulta, también, la riqueza del evento social o familiar al compartir opiniones y comparar sensaciones.
Entre las relaciones que se establecen en la cata musical destaca la del gusto y el olfato. Sin duda resultaría casi imposible detectar un sabor si el olfato no entra en juego. Esto se debe a que para determinar cierto sabor es necesario activar las partículas olfativas, además en este aspecto influyen otros elementos como la velocidad de degustación y los ingredientes del vino. El tacto también participa en este proceso gracias a las terminales nerviosas que hay en la boca.
Otros elementos como los colores también tienen un sentido en la cata, pues las luces blancas o tonos oscuros generarán ciertas percepciones totalmente diferentes. Así también cabe destacar que una estimulación del odio va a generar mayor sensibilidad a otros elementos como las luces, lo que, en definitiva, hace a toda la experiencia de la cata.
Sin lugar a dudas participar en una cata musical es mucho más que degustar vinos y escuchar buena música. Se trata de poner en juego a los sentidos y aprender a interpretar lo que se siente de la manera correcta.
Si disfrutas de la combinación de vino y música no dejes pasar la oportunidad de participar en Cata Musical. Ya sea en familia o con amigos puedes acceder a un encuentro único donde probarás los mejores vinos mientras analizas diferentes obras de la música clásica. Una experiencia sensorial garantizada.
