La Inteligencia Artificial se ha convertido en algo habitual dentro de nuestro día a día. Un fenómeno que ha ido invadiendo numeroso sectores de la sociedad. Y no sólo en el ámbito industrial o tecnológico, sino también en el sanitario, en el de la educación y en el de la empresa en general.
El auge de la IA experimentó un notable crecimiento sobre todo a partir de la década del 2.000 cuando comenzaron a surgir una serie de innovaciones lideradas por Siri y el iPhone. En los últimos meses, la IA ha llegado a la sociedad con Chat GPT, un modelo de machine learning que se basa en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial GPT-3, que puede redactar cualquier texto que le pidamos. No obstante, se trata de un fenómeno más socioeconómico que tecnológico.
El caso es que actualmente hay numerosas aplicaciones que ya son capaces de elaborar textos coherentes y que son usados de manera frecuente en el sector del periodismo para crear noticias cortas y rápidas. Pero, ¿podría este tipo de tecnología llegar a reemplazar en el futuro el trabajo de los creativos y creadores de contenido? De hecho, hace ya más de medio siglos, el padre de la informática, Alan Turing ya se preguntó si las máquinas podían pensar.
¿Es fácil identificar un texto redactado por IA?
Aunque podemos identificar un texto generado por inteligencia artificial, no siempre resulta sencillo. Una manera de hacerlo es buscar patrones o inconsistencias en el estilo y en el lenguaje, y errores gramaticales. Pero también podemos usar aplicaciones para analizar el texto y compararlo con una base de datos de textos redactados por humanos para saber si ha sido escrito por IA.
Eso sí, cada vez se hace más difícil identificarlo, ya que los modelos de IA están mejorando mucho en los últimos tiempos, consiguiendo incluso generar textos muy parecidos a los redactados por humanos.
¿Puede la IA dejar sin trabajo a los periodistas?
Muchos profesionales ven en este tipo de innovaciones una gran amenaza. Y no sólo los periodistas, sino que ya hay plataformas que pueden crear miles de opciones ilustrativas de forma inmediata. E Amazon, incluso se están detectando libros autoeditados por IA.
No obstante, por el momento, los expertos creen que la IA aún no está preparada para crear contenidos originales y de calidad. Pero, ante los malos augurios al respecto dentro del sector de la comunicación, la respuesta es únicamente periodismo de calidad que marque la diferencia entre lo que puede hacer una máquina y un ser humano.
Aunque sí que podría resultar útil usar este tipo de herramientas para realizar trabajos más mecánicos o tediosos, como la comprobación de datos o la transcripción de entrevistas, algo en los que muchas veces se invierte demasiado tiempo y esfuerzo, retrasando el trabajo periodístico real.
Eso sí, siempre debería usarse como herramienta de asistencia y no para que haga todo el trabajo, lo que quiere decir que los editores tendrían que revisar el contenido para asegurarse de que es legible, preciso y de calidad.
En cualquier caso, hay que ser cautelosos, pues nos encontramos ante un sistema que todavía está empezando a crecer y que va alimentándose de nuestro entorno, pudiendo generar una respuesta agresiva o falsa, y difundirla. Y es aquí donde radica la principal diferencia con respecto a un periodista. Es precisamente la parte humana la que da veracidad y coherencia a la información.
