Ya está llegando la Navidad y lo podemos notar en el ambiente que hay por las calles. Todas esas lucecitas brillan con un color especial, un color que tiene un significado diferente para cada uno de nosotros.
Habrá personas a las que la Navidad no les guste, pero por regla general se trata de un periodo del año que trae muchas emociones positivas y nos convierte en mejores personas. Pues bien, exactamente esto es lo que las empresas deben aprovechar. Y no, no hablo tan solo de aprovechar las Navidades para incrementar sus ventas y beneficios finales obtenidos. Hablo de crear campañas publicitarias que fidelicen a los consumidores, que les conviertan en mejores personas y saquen el niño que todos llevamos dentro.
Y es que no puedo explicar el por qué, pero cuando se acerca diciembre, todos comienzan a ser un poco más buenos y sonrientes. Cada pequeño detalle nos emociona mucho más que en cualquier otra etapa del año.
Además, cabe destacar que en tal época las marcas juegan con preferencia. ¿Por qué? Porque todos esperamos detalles y regalos por parte de nuestros familiares, amigos y seres más queridos; pero no por parte de las marcas. Y ahí es cuando entra en juego el factor sorpresa. Ahora las compañías ya conocen el secreto y pueden acercarse un poquito más a sus actuales y potenciales consumidores, sacándoles una sonrisa y mejorando su día.
En definitiva, las emociones deben ser utilizadas como parte de campañas que busquen reforzar la fidelidad a largo plazo y no tan solo las ventas a corto. En caso contrario, se corre el riesgo de que todo sea percibido como una publicidad comercial muy mal ejecutada.
